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Se llamaba Angel y fue pintor y arquitecto en Florencia. Su primera obra que llamó la atención fueron las 28 escenas e la vida de San Francisco que pintó para la Iglesia de Asís.
Sus pinturas en Florencia y en Roma fueron abundantes y de fina y profunda inspiración. Los temas siempre religiosos hicieron de Gioto y apóstol de los pinceles y maestro consumado que influyó en todo el renacimiento italiano.
Tal vez "La coronación de la Virgen", en la capilla de Boroncelli y la "Virgen de los Angeles" del Museo Brera de Milán sean sus cuadros más sutiles e inspirados, además de la decoración de la fachada de la catedral de Florencia que trazo pacientemente con su propia mano.
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